Mi gran error.

Mi gran error.

Sí, digo mi gran error porque es sólo es mío (como así se encarga de recordarme mi compañaro y padre de la criatura 😦 y tampoco es el único porque no soy una madre PERFECTA (gracias a Dios). La perfección es demasiado aburrida y yo voy aprendiendo de mis errores. Supongo que eso es lo bueno.

Bueno a lo que iba, fue el colocar a la niña delante de la tablet en el momento que estaba haciendo la transición de comida pasada a comida entera. Me desesperé y el estar Alicia medio zombie delante de la pantalla me permitía ir metiendo cucharadas en su boca. Lo que al principio parecía un buen plan que solucionaba la comida en poco tiempo, fue convirtiendose en algo interminable pues mi hija le tomó el gusto a Caillou y ponía boquita de pez para impedir que la comida entrara por entero en su boca. Con comidas y cenas que duraban casi la hora, además tengo que añadirle las meriendas llegamos a las tres horas de tablet. Fue una completa cagada que por desesperación y sobretodo inexperiencia estamos tratando de solucionar.

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Ahora medimos el tiempo que la niña pasa expuesta a la tablet. Clan ha sido un buen aliado y aunque no lo hemos logrado eliminar si lo hemos reducido al menos en un tercio. Cuando Alicia empiece con la guardería y no pasemos la mañana juntas, espero que venga contando las cosas que le pasan y ya de esa manera ir prescindiendo de la tablet a la hora de las comidas.

Con razón dicen que la experiencia es un grado. Cuando un niño hace una transición, lo mismo de leche a comida o de comida pasada a entera tiene que venir un tiempo de espera para que el cuerpo asimile ese gran cambio. Tiempo en el que probablemente coma cantidades muy inferiores a las que solía. Ahora lo sé. En su momento, no.

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